Urna electoral |
Con
las elecciones generales que celebraremos mañana el mejor resultado que podamos
obtener los españoles es el que al acabar la jornada los políticos –todos los
políticos, comenzando por el Gobierno- escuchen un clamor vergonzante de
reproche que les grite: ‘Ya está bien.’
Ya
está bien de que hace décadas se mercadee con separatistas y/o antiespañoles
cediendo soberanía nacional a cambio de apoyos para gobernar. Se ha venido
cediendo soberanía otorgando competencias autonómicas, indebidamente; cediendo
a chantajes intolerables, con la puesta a disposición de recursos del Estado
que no puede permitirse rehusar.
Ya
está bien de tolerar insultos, vejaciones a los españoles a sus instituciones,
el ninguneo de la lengua española, de las fuerzas armadas y de los cuerpos y
fuerzas de seguridad del Estado, las agresiones a personas y bienes de quienes
no comulgan con los enemigos de España, las agresiones a formaciones políticas
que defienden la Constitución y el estado de derecho siendo conscientes que
fuera de la ley sólo está la selva y su ley del más fuerte. Y no es que no existan
leyes contra estos atropellos, es (y esto es muchísimo peor) que no se aplican
o hasta se aplican de manera tramposa.
Ya
está bien de tolerar tanta delincuencia, organizada o no: ‘okupas’, violadores
en manada, salteadores de ancianos y personas menos capacitadas, asalto a los
bienes, atentados contra la naturaleza.
Ya
está bien de no imponer la fuerza del Estado, lo que viene suponiendo una
abdicación ‘stricto senso’ de las funciones de gobierno.
Ya
está bien de corrupción en los que llegan a ostentar los poderes públicos. Tan
grave, tan sistémica y tan notoria ha sido que propició la emergencia en la
misma fecha de dos partidos
populistas a cada lado del espectro político, para dar cauce a tanto desánimo
entre la ciudadanía, pero que distorsionan de una manera sensible los extremos
del espectro.
Quien
esté dispuesto a gobernar España ha de estar resuelto a vivir de forma austera,
con renuncias, fortaleza, altura de miras y sacrificio a cambiar las tornas de
una manera total, convencido él mismo de que ‘Ya está bien’ y que a él –y sólo
a él, con las ayudas que tenga por conveniente- le corresponde dirigir el
cambio radical. Sepamos, al ir a depositar nuestro voto, lo que nos dejó dicho
Confucio en su sabiduría: “Quien se controla a sí mismo y por el bien, no
tendrá dificultad alguna para gobernar con eficacia. Al que no sabe gobernarse
a sí mismo, le resultará imposible ordenar la conducta de los demás hombres.”
Todos sabemos de qué pie cojea cada uno de los candidatos, votemos de manera
responsable.
Buena
jornada de reflexión.
Buena
jornada electoral, de la que obtengamos un clamoroso ‘Ya está bien’.
E.L./26.04.2019
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