Portada del libro |
Soy
nada partidario de los libros de autoayuda, de tanto coaching como se vende
hoy, de los Bucay argentinos y de los Paulo Coelho brasileiros. Me resultan muy
cansinos y no me concitan interés alguno, en general.
Sin
embargo, en los años ochenta llegó a mis manos una obra de un psicoterapeuta
americano llamado Wayne W. Dyer, cuya lectura me resultó muy grata y de mucho
interés y ayuda real. La he recomendado en varias ocasiones desde entonces. Se
llama “TUS ZONAS ERRÓNEAS” con el subtítulo siguiente: Técnicas audaces, pero sencillas, para dominar los esquemas erróneos de
tu conducta. La obra es de 1976 y yo leí una edición, la 28ª, de 1985,
traducida por María Pilar Donoso en Editorial Grijalbo. La fotografía de su
portada encabeza estas líneas.
A
lo largo de más de 300 páginas en una edición de bolsillo, el autor explica y
justifica el por qué de la equivocación de tantas actitudes que afectan
negativamente a la psicología de las personas y que, conociéndolas, es posible
evitarlas, transformándolas en otras que sean positivas para la conducta de los
individuos.
Tiene
una dedicación preciosa a su mujer, que dice así:
“Para TRACY LYNN DYER
Te amo
de ese modo especial
que describo
en estas páginas”
Pues
bien. El llegar a ese modo especial descrito en esas páginas supone obtener una
psicología sana y un grado de libertad mayor que el que se tenía al comienzo,
supone el estar limpio de zonas erróneas.
A
esas personas las describe al final de la obra con treinta y dos caracteres,
que yo voy a transcribir aquí sin más comentarios con la idea de que pueda
haber alguien a quien le pueda ser de utilidad.
Es
todo.
Y
dice así:
Un
hombre sin zonas erróneas:
1.
Disfruta
virtualmente de todo lo que le dispensa la vida,
2. Si hay que destruir
ciertas situaciones, ellos tratarán de destruirlas y disfrutarán haciéndolo.
3. Está libre del
sentimiento de culpa.
4. No se atormenta con
preocupaciones.
5. Vive ahora en el
presente y no en el pasado o en el futuro. No se sienten amenazados por lo
desconocido y buscan nuevas experiencias que no les sean familiares.
6. Es notablemente
independiente.
7. A los niños les ofrecen
un modelo de persona afectuosa e interesada, pero alientan su confianza en sí
mismos casi desde el principio ofreciéndoles mucho amor en todas las oportunidades
que se presentan.
8. Son capaces de
funcionar sin la aprobación y aplauso de los demás.
9. Cuando observas a estos
individuos se nota una falta de inculturación. No son rebeldes, pero hacen sus
propias elecciones aunque esas elecciones entren en conflicto con lo que hace
toda la demás gente.
10. Saben reír y hacer
reír.
11. Son gente que se acepta
a sí misma sin quejas.
12. Se aceptan a sí mismos
y al mundo tal como es. Sin pretensiones, sin lamentaciones, con una aceptación
simple.
13. Aprecian el mundo
natural.
14. Tiene una percepción
muy especial en lo que respecta a la conducta de los demás y lo que a otros les
puede parecer complejo e indescifrable, para ellos es claro y comprensible.
15. Para esta gente, un
problema es sólo un obstáculo que hay que vencer y no un reflejo de lo que
ellos son o dejan de ser como personas.
16. Nunca pelean
inútilmente.
17. Son incapaces de
estereotipar.
18. No son gente enfermiza.
19. Honestidad.
20. Esta gente no culpa a
los demás.
21. No se preocupan mucho
por el orden, la organización o los sistemas en sus vidas.
22. Existen de una manera
funcional y si todo no es tal cual ellos quisieran, encuentran que eso también
está bien.
23. Es gente con niveles de
energía especialmente altos.
24. Son agresivamente
curiosos.
25. Son buscadores de la
verdad en el sentido de aprender cosas, siempre estimulados por la posibilidad
de aprender más y sin llegar a creer jamás que ya son un producto terminado.
26. No se sienten nunca
superiores ni actúan como si lo fueran, alardeando de sus méritos para que
otros los aplaudan.
27. Y son agresivos en sus
actitudes respecto a sus intereses.
28. No tienen miedo al
fracaso.
29. Nunca escogen la ira
que inmoviliza.
30. Estos felices mortales
no son nada defensivos.
31. No tienen héroes ni
ídolos.
32.
Más
significativamente, estos individuos se aman a sí mismos.
Y
lo único que añado yo, de mi propia cosecha, respecto a la última de las
características es lo siguiente: es bueno amarse a sí mismo, pero nada más que
lo justo. Aquí no es válido el amor infinito como en el caso del amor a la
mujer, a los hijos, a los pobres de la tierra…
Que
permanezcáis todos los que me leéis libres de zonas erróneas.
E.L./17.09.2018
Gracias por tus palabras, Javier. Abrazo fuerte
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