jueves, 7 de junio de 2018

Franco





Francisco Franco
(1892-1975)


1. PLANTEAMIENTO DE LA CUESTIÓN

         “El corazón tiene razones que la razón no entiende” (Blaise Pascal)

         Sólo estando convencido de la autenticidad de semejante aseveración de Pascal puede entenderse que sigamos a vueltas (que sigan más bien a vueltas) en nuestros días con Francisco Franco, pero también hay que ser consciente de la inutilidad de esas vueltas y preguntarse, por tanto, para qué se dan. Y si creemos en la aseveración de Pascal debemos también creer que es necesario dominar las emociones, los dictados del corazón, desde la razón. Y esto que digo no va dirigido a la mayoría que opera con la cordura de vivir la realidad sino a los que siguen a vueltas –de un signo y del signo opuesto, que a la postre se dan la mano- con este personaje de la Historia de España que es el General Franco.

         ¿Cómo es posible que pasados 43 años de la muerte de Franco continúe este hombre estando omnipresente en aquellos nostálgicos de su régimen, de ideología totalitaria, y de aquellos, de ideología totalitaria también, que lo esgrimen como arma arrojadiza del insulto, de la provocación y de las males artes contra los que no piensan y sienten como ellos? Los primeros ensalzan los embalses, el que España llegara a ser la novena potencia industrial del mundo, lo ensalzan como adalid de la justicia social, proclaman  que el régimen de libertades en que vivimos tiene por causa los cuarenta años de franquismo (sic)…..los otros denuestan una y mil veces la represión del régimen de Franco sin decir al mismo tiempo que ellos han venido a tomar el poder –no otra cosa les interesa- y a imponer una represión a los disidentes, a lo peor, más rigurosa que la del régimen del General denostado.

         ¿Por qué se tiene a Franco en la cabeza y no a muchos otros personajes de mayor peso probable que Franco en la historia de España? Viriato, Don Pelayo, Recaredo, Alfonso, VIII, Isabel de Castilla, Cisneros, Felipe, II, quizás Andrés Torrejón –alcalde de Móstoles-, Cánovas del Castillo,…Ni Franco ni ninguno de éstos otros va a poder volver para continuar haciendo historia, por la sencilla razón de que ya pasaron a la Historia, cada uno en su momento. Por lo tanto, esgrimir la figura de Francisco Franco en la política española del siglo XXI, igual que esgrimir la figura de Viriato, es un anacronismo y, como todo anacronismo, un sinsentido y en consecuencia una necedad.

         Los que están a favor de Franco no sólo hacen hagiografía del dictador sino que son muy favorables a muchas circunstancias de su entorno: los signos fascistas que fascistizaron el régimen desde el comienzo, los soldados rumanos caídos en el cerro de la radio de Majadahonda que lucharon en el bando nacional durante nuestra guerra incivil, el Valle de los Caídos, el nacionalcatolicismo que llega a introducir a Franco bajo palio en nuestros templos (sic), el Opus Dei como expresión singular, nueva, eficaz y operativa del nacionalcatolicismo, el antisemitismo omnipresente en el discurso de Franco que imputa los males de España a la conspiración judeomasónica y tantos otros.

         Los que denigran a Franco y su régimen llaman facha a todo lo que se mueve, incluido el Almirante Cervera (sic) que murió en 1909, décadas antes de la aparición de los regímenes fascistas: nacionalsocialismo alemán, fascismo italiano y peronismo argentino. Afortunadamente, los fascismos europeos han desaparecido a su tiempo y nada se quiere de ellos en sus países de origen. Otra cosa es el peronismo, pero ya se sabe que en la Argentina hay dos fantasmas, el peronismo y la inflación, que en ocasiones vuelven a aparecer para desgracia de aquel pueblo. En España, que hubo un régimen fascistizado sí pero no fascista, padecemos esta pesadez de unos y de otros que no hace más que incordiar a la actividad política y social cotidiana sin que unos y otros puedan conseguir nada más: Franco ha pasado a la Historia y es seguro que no volverá y la guerra incivil la ganó Franco hace ochenta años y los que lo denigran no la van a poder ganar ya. Parece que es lo que pretenden y aquella guerra se acabó. Que nadie comience otra.

         Pero lo más grave de la cuestión es que hoy se mantenga viva la polémica sobre cuál de los bandos de la Guerra fue más cruel y culpable, donde se asesinaba más. Y, peor, aún, que se haya visto incrementada a raíz de la Ley de Memoria Histórica de diciembre de 2007, con el gobierno de Rodríguez Zapatero, con una orientación política sesgada y torticera, puramente revanchista, dirigida a culpar de los asesinatos y crímenes exclusivamente al bando franquista ¡Qué oportunidad tan a la mano para acabar de una vez con la división! Parece como si con la ley se pretendiera profundizar en ella ¿tiene eso sentido 80 años después del final de la guerra cuando ningún español de la actualidad la vivió?

         Yo, que soy un hombre de la derecha sociológica, formo parte de una estirpe franquista. Mis ancestros padecieron bajo el terror rojo, tengo víctimas en Paracuellos, mi abuela estuvo presa en una cheka en Madrid esperando el temido paseo al fin evitado por el hijo María la lavandera con sus buenos oficios ante las autoridades republicanas de orden público. Aunque no viví el año 36 (nací catorce años después) sí que estoy persuadido de que la operación del cruce del Estrecho del Ejército de África comandada por Franco, coordinada por Mola “El director” dentro de una operación más amplia en la que estaba designado Sanjurjo para hacerse cargo del mando de todas las operaciones militares, fue deseable, deseada y necesaria como factor de deconstrucción de la República, un régimen que no quedó más que en una anarquía subordinada al komintern, donde dejó de respetarse el Derecho y con él los derechos humanos más elementales. Sin Derecho siempre se retorna a la selva.

         Stanley Payne, al comienzo de la biografía que publicó junto a Jesús Palacios dice de él que el verdadero Franco es un personaje escurridizo y señala que uno de sus biógrafos más destacados, Paul Preston –nada favorable al dictador-, ha observado con acierto que la literatura antifranquista habitual ha cometido el error de no tomarse a Franco en serio como para entenderlo.

         Debe advertirse que fue un personaje con claroscuros sorprendentes, mucho más que la mayoría de los mortales y también más que le reducida élite de los mortales en posiciones como la suya. En su infancia la dislocación familiar que vivió le generó mucha inseguridad personal. Su padre, Nicolás Franco Salgado-Araujo, vivió una vida disoluta, llena de infidelidades conyugales con juegos de naipes y juergas continuas en el club de oficiales. Además vivía una relación muy despótica con sus hijos, principalmente los dos pequeños (Paco y Ramón) que sufrían –junto a su madre- una y otra vez sus ataques de ira que no cesaron hasta su traslado a Madrid. Su preferido fue siempre Nicolás, el primogénito. Franco se refugió en su madre. Su padre fue un liberal, simpatizante de la masonería y crítico de la Iglesia Católica. No es de extrañar que entre los legados que heredó de su madre, se encontrara en el joven Franco un persistente y conspicuo catolicismo, una aversión por la promiscuidad sexual y una fobia contra el liberalismo y la masonería.

         En 1907, cuando contaba catorce años, su padre es trasladado a Madrid y él ingresa en la Academia de Infantería de Toledo tras no haber podido ingresar en la Escuela Naval como había pretendido (se habían restringido los accesos a la oficialidad de la Armada por un exceso de oficiales, entonces) Hicieron el viaje juntos padre e hijo de La Coruña a Madrid, un viaje que a Franco le resultó muy desagradable. Nunca pudo superar la antipatía que sentía a su padre, dice Payne. Franco se identificaba con su madre, de la que aprendió estoicismo, moderación, autocontrol, gestos callados, la solidaridad familiar, y el respeto tanto por el catolicismo como por los valores tradicionales en general. Sin embargo, -prosigue Payne-, nunca emuló su mansedumbre y su resignación, su absoluto fervor religioso, ni su capacidad para perdonar o para trabajar con abnegación a favor de los demás, ni su calidez humana, su generosidad o su caridad cristiana.

         En las austeras condiciones del Alcázar, donde se ubicaba la Academia, también tendría que afrontar los problemas que le planteaba su poco imponente físico (1,64 de estatura y extraordinaria delgadez) Sus compañeros comenzaron a llamarle Franquito, por razón de su estatura. En Ferrol sus compañeros le habían llamado Cerillita. La realidad fue que durante sus tres años en la Academia lo sometieron a diversas humillaciones menores debido a su talla y a su voz aguda. Le obligaron a hacer la instrucción con un fusil al que habían recortado quince centímetros el cañón. Por carecer de interés en las incursiones sexuales o alcohólicas a las zonas de peor reputación de la ciudad, se convirtió en el blanco de las crueles ceremonias de iniciación (novatadas) de sus compañeros de estudios, contra las que reaccionó con cierta violencia. Casi sesenta años más tarde da su versión de los hechos lamentándose de la triste acogida que se ofrecía a quienes veníamos llenos de ilusión a incorporarnos a la gran familia militar. Y describía las novatadas como un duro calvario. Nótese que cuando en 1928 se le nombra primer director de la AGM prohíbe radicalmente las novatadas y asigna a cada cadete un mentor personal entre los cadetes mayores.

         Según cuenta uno de sus biógrafos toda esa inseguridad que vivía por aquellos años la combatió de dos formas relacionadas. Primero, se entregó a la vida militar cumpliendo sus tareas con el más concienzudo sentido del deber y haciendo un culto del heroísmo, el valor y las virtudes militares; las rígidas estructuras de la jerarquía militar y la certidumbre de las órdenes le dieron un marco firme en el que integrarse. Por otro lado, empezó a crearse otra identidad; el inseguro adolescente gallego se convertiría en el duro héroe del desierto y andando el tiempo, como Caudillo, en un salvador de España al igual que El Cid. El objetivo que se trazó Franco en 1938, ante la seguridad de la victoria en la guerra, pasaba por una expansión imperial y cuenta Larraz, ministro en su primer gobierno, que un día le dijo que “él retornaría Cuba y Puerto Rico a la soberanía española” (sic)

         Un asunto que conviene destacar es que durante los años en la Academia, el círculo de cadetes en que Franco se movía juzgó los acontecimientos de la semana trágica de Barcelona y la derrota del Barranco del Lobo como la prueba de que el poder político era débil e incompetente. A estas edades todos sabemos que tales juicios se convierten en fijaciones.



2. LA CARRERA MILITAR DE FRANCO


         El 13 de julio de 1910, Franco ingresó en el cuerpo de oficiales del ejército como alférez con el mediocre número 251 de los 312 cadetes de su promoción que llegaron a graduarse (de los 381 iniciales) A pesar de ese humilde comienzo, Franco sería el primero de su promoción en llegar a general. Fue general de brigada a los 33 años, el general más joven de Europa.

         El 13.06.1912 ascendió a teniente, único ascenso que obtuvo por antigüedad. Todos los demás en su carrera militar lo fueron por méritos de guerra.

         En marzo de 1915 asciende a capitán por méritos de guerra. Las tropas regulares –integradas por bereberes rifeños casi en su totalidad- hablaban de la baraka que Franco poseía y estaban convencidos de que era un protegido de Allah. Todo ello fue creando en él un cierto providencialismo que no consistía solamente en sentirse en las manos de Dios, sino también en que él había sido elegido por la divinidad para desempeñar una misión especial.

         Durante la primavera de 1916 fue herido en el vientre en la localidad de El Biutz, en las proximidades de Ceuta. Esas heridas se consideraban mortales entonces y, sin embargo, sobrevivió.

         En Febrero de 1917 asciende a comandante y se le destina a Oviedo donde al cabo del tiempo se le llamaba cariñosamente El Comandantín.

         Conviene destacar en este lugar que por estas fechas el PSOE estaba empeñado en una campaña furibunda contra la Guerra de Marruecos, razón por la cual los militares africanistas (y Franco entre ellos) se pusieron muy en contra del PSOE.

         En 1920 regresa a África al fundarse La Legión, el 31.08. A él se le designa Jefe de la Primera Bandera. Pospone su boda con tal motivo. Y en el diario que Franco redactó durante sus dos primeros años, Diario de una bandera, subyace una curiosa mezcla de romanticismo sentimental de historia de aventuras tipo Beau Geste y fría insensibilidad ante la brutalidad humana. Cuando su bandera entró en servicio, a principios de 1921, le contaría más tarde a su primo Pacón, la disciplina era insuficiente. Escribió a Millán Astray solicitando permiso para llevar a cabo ejecuciones sumarias si fuera necesario.

         El 13.11.1922 Millán Astray es retirado de la Legión y se designa como nuevo Jefe al Teniente Coronel Valenzuela. Franco se ve contrariado por el nombramiento de un advenedizo ajeno al Tercio y pide regresar a la Península.

    Camino de Oviedo es homenajeado profusamente en Madrid y nombrado gentilhombre de cámara por S.M. Alfonso, XIII.

      El 08.06.1923 asciende a teniente coronel con efectos 31.01.1922 y se le otorga el mando de La Legión tras la muerte de Valenzuela en combate.

         El 22.10.1923 se casa con Carmen Polo en el templo de San Juan el Real de Oviedo.

         El 07.02.1925 asciende a coronel.

         El 03.02.1926 asciende a general de brigada en la misma fecha en que su hermano Ramón con el capitán Julio Ruiz de Alda termina de cruzar el Atlántico Sur en el Plus Ultra. Regresa de África y se le otorga el mando de la Brigada, I de la División 1ª de Madrid, formada por dos regimientos aristocráticos: el regimiento del Rey y el regimiento de León.

         El 04.01.1928 es designado director de la AGM de Zaragoza. A parir de este momento deja de ser un oficial en campaña y no vuelve a tener más mando de tropas en combate. El mismo dijo que este nombramiento junto a su matrimonio y al nacimiento de su hija fueron los tres hechos que le cambiaron la vida.

         El 30.02.1930 cae la dictadura de Primo de Rivera. A lo largo de todo este período las conspiraciones pro-republicanas de su hermano Ramón producen en Franco gran desolación: como general y como monárquico.

         En 02.1931 se casan Ramón Serrano Súñer y su cuñada, Zita Polo. La simbiosis de ambos fue decisiva en la construcción del estado nacional sindicalista.


3. SUS AVATARES A LO LARGO DE LA REPÚBLICA


         El 14.04.1931 se proclama la República. El Rey se va, Alcalá Zamora preside el Gobierno y Manuel Azaña es nombrado Ministro de la Guerra. Las primeras medidas de Azaña dividen al Ejército: 1) se exige por parte de todos los militares la promesa de fidelidad a la República y 2) se promulga un decreto conocido como Ley Azaña en que se ofreció el retiro voluntario con el sueldo íntegro a todos los miembros de la oficialidad que así lo pidieran. Un generoso y costoso intento de reducir el exceso de oficiales. Todo ello va formando la creencia de que el Ejército está siendo perseguido por la República.

         Los arrestos de Berenguer y Mola enfrentan a Franco con el nuevo régimen y entre los africanistas comienza a verse a los oficiales favorecidos por la República como lacayos del comunismo y la masonería. La hostilidad de Franco hacia la Republica va creciendo: se queda consternado con la supresión de las ocho regiones militares históricas, que quedan transformadas en divisiones orgánicas al mando de un general de división que carecería de poderes jurisdiccionales sobre los civiles. El rango de teniente general se consideró innecesario y también se suprimió. Estas medidas arrebataban la jurisdicción del ejército sobre el orden público y también borraban la posibilidad de que Franco alcanzara el empleo de teniente general y el puesto de capitán general. En 1939 revocó ambas medidas.

         La quema de iglesias que tuvo lugar en Madrid y otras ciudades la apuntó Franco, para sus memorias ulteriores, como el suceso que definió la República. Fiel reflejo de su catolicismo fundamental y de la asociación del ejército y la iglesia como víctimas de la persecución republicana.

         Pero lo más duro para Franco a partir del advenimiento de la República fue la orden de 30 de junio de 1931 de cerrar la Academia General de Zaragoza.

         El 05.02.1932 es destinado a La Coruña como comandante de la XIV Brigada de Infantería de Galicia. Sanjurjo es sustituido por Cabanellas al frente de la Guardia Civil.

         Franco se distanció cautelosamente del intento de golpe militar de Sanjurjo del 10 de agosto del 32, habiendo estado durante todo el año con dimes y diretes, dando a entender –sin ninguna claridad- que se uniría. Cuando Sanjurjo estaba encarcelado en 1933 por causa del golpe fallido pronunció aquella frase que ha quedado para el recuerdo: “Franquito es un cuquito que va lo suyito.”

         En febrero de 1933 Azaña lo destina a Baleares como comandante general.

         A partir de noviembre de 1933 la derecha entendió su éxito electoral como una oportunidad para desmontar las reformas que había intentado poner en práctica durante los diecinueve meses anteriores el gobierno de coalición republicano-socialista. Este período volvió a poner a Franco en el candelero.

         En marzo de 1934 es ascendido a general de división.

         A medida que avanzaba el años 34 Franco se iba convirtiendo en el general preferido por los radicales, de la misma manera que llegaría a ser el general preferido por la CEDA cuando el clima político se agravase después del mes de octubre.

         El 28.02.1934 muere su madre a los sesenta y seis años, lo que le produce una inmensa pena.

         A instancias de Gil Robles el ministro radical de Gobernación, Rafael Salazar Alonso, seguía la política de socavar el poder de los socialistas en la administración local y provocar a los sindicatos para que emprendiesen huelgas suicidas. El Gobierno amplió sus ataques a los más leales defensores de la República y también empezó a dirigir una ofensiva contra los vascos y aún más contra los catalanes. La política emprendida por los gobiernos radicales y alentada por la CEDA dividía a España. La izquierda veía el fascismo en cualquier acción de la derecha y la derecha y muchos oficiales del ejército, olían la revolución inspirada por el comunismo en cualquier manifestación o huelga.

         Gil Robles, el político de la derecha con mayor visión estratégica, sabía que la izquierda le consideraba un fascista y que estaba decidida a evitar que la CEDA llegara al poder. Por tanto, presionó para que la coalición derechista se incorporase al gobierno, precisamente para provocar una reacción socialista. Entraron en el gobierno ministros de la CEDA y hubo una revolución en Asturias que fue aplastada por el ejército. Durante la revolución de Asturias Franco tuvo en su mano el poder civil y militar, la confianza plena del ministro Hidalgo que firmaba las órdenes que Franco preparaba. La idea de que un soldado ejerciera tales responsabilidades pareció natural a Franco. Le hacía remontarse a las ideas esenciales sobre el cometido de los militares en política que le habían inculcado durante los años de cadete en la Academia de Toledo. En conjunto, sería una experiencia muy productiva para él y agudizaría su convicción mesiánica de que había nacido para gobernar.

         A finales de octubre de 1934 Jorge Vigón y Valentín Galarza creían que había llegado el momento de un nuevo y definitivo pronunciamiento militar contra la República. Mientras los conspiradores esperaban instrucciones en casa de Sainz Rodríguez llegó la noticia de que Franco no se adhería al golpe porque no consideraba fuera el momento adecuado. El hecho de que otros oficiales eminentes aceptasen ahora su punto de vista, como no había ocurrido en 1932, era una medida de cómo se había incrementado su prestigio tras los acontecimientos de Asturias.

         Gil Robles buscaba fortalecer su propia posición política y se unió a Calvo Sotelo en las denuncias sobre la debilidad del gobierno radical. El ministro de la Guerra, Diego Hidalgo, fue una de las víctimas propiciatorias. En consecuencia, Lerroux en persona ocupó la cartera ministerial desde el 16 de noviembre de 1934 al 3 de abril de 1935. Concedió a Franco la Gran Cruz del Mérito Militar y lo mantuvo en su peculiar cargo de asesor ministerial hasta febrero de 1935. Quiso nombrarle Alto Comisario en Marruecos pero la oposición de Alcalá Zamora evitó que lo hiciera, por lo que le nombró comandante en jefe de las tropas españolas en Marruecos. Franco se sintió recompensado de su acción en Asturias, consideraba que constituía el mando militar más importante. Aunque sólo estuvo tres meses fue un período que disfrutó inmensamente.

         El 6 de mayo de 1935 la CEDA sitúa en el Gobierno cinco ministros de sus filas (con Gil Robles como Ministro de la Guerra) y se designa a Franco Jefe de Estado Mayor. Alcalá Zamora no quería, pero Lerroux y Gil Robles se mantuvieron firmes amenazando con dimitir si no se aceptaba el nombramiento. Alcalá Zamora cedió.

         A pesar del posterior deterioro de sus relaciones, a partir de 1936, Franco y Gil Robles trabajaron bien juntos. Lo hicieron en un espíritu de cooperación y admiración mutuas. Igual que Hidalgo y Rico Avello (Alto Comisario en Marruecos) Gil Robles reconoció su ignorancia en asuntos militares y se alegró de dejar que Franco se ocupara de ello.

         La izquierda va aglutinándose hacia un Frente Popular a base de una revitalización de la coalición republicano-socialista de 1931. A mediados de Septiembre se designa presidente del gobierno a Chapaprieta y el 9 de diciembre –con un Partido Radical al borde de la desintegración- Gil Robles fuerza la dimisión de éste en una argucia para hacerse él con el Gobierno. Sin embargo, Alcalá Zamora no se fía de la lealtad de Gil Robles y considera la situación de una inestabilidad tal que aconseja convocar elecciones.

         Se planteó una vez más un golpe militar que evitara las elecciones. La operación fue valorada por los generales Fanjul, Varela, Goded y Franco. Una vez más Franco convenció a sus camaradas de que el ejército no estaba preparado para actuar. Se designó Presidente de un Gobierno provisional a Portela Valladares y Gil Robles hubo de dimitir con una gran amargura. En la despedida de Gil Robles Franco pronunció un breve discurso en el que declaró: “Jamás el ejército se ha sentido mejor mandado que en esta etapa.”.

         Franco prosiguió como jefe de Estado Mayor con el nuevo Ministro de la Guerra, el general Nicolás Molero. También éste, como los anteriores, se sintió confortable con Franco en el puesto.

         Las elecciones se fijaron para el 16 de febrero de 1936 y los rumores de un golpe con la participación de Franco eran cada día más insistentes. Portela envió al Director General de Seguridad a entrevistarse con Franco para conocer sus planes. Franco dio garantías a éste de que no entraba en sus planes sublevación alguna. El resultado de las elecciones dio una victoria exigua al Frente Popular y a primeras horas del día 17, al conocerse los primeros resultados, el entusiasmo popular de las masas sembró el pánico entre los círculos de derechas. Gil Robles y Franco, de manera coordinada, trabajaron incansablemente para revocar la decisión de las urnas. Su primer foco de atención fue el Presidente del Gobierno (a su vez Ministro de Gobernación) para persuadirle de que permaneciera en el cargo para poder asegurar que Guardia Civil y Guardias de Asalto no se opondrían a las medidas del ejército destinadas a restaurar el orden.

         A partir de la victoria del Frente Popular en estas elecciones el poder es arbitrario, nada se ajusta a la ley el desorden va creciendo a diario hasta llegar al alzamiento.


3. Mi criterio sobre el hombre y el político, Franco


         Franco padeció una infancia y adolescencia que le produjo mucha inseguridad. La actitud continuada de su padre contra su madre y contra sus hermanos(al parecer con la excepción del hermano mayor, Nicolás) y la dislocación que ello produjo en la familia le hizo vivir atormentado a lo largo del comienzo de su vida. Probablemente, hasta los catorce años, fecha en que ingresa en la Academia de Infantería de Toledo tras un viaje desde La Coruña a Madrid, acompañado por su padre, que le resultó muy desagradable. Puede que su padre fuera la primera figura importante de su vida para convertirse en el blanco de la implacable frialdad y desprecio que Franco mostraría hacia quienes menospreció, porque él había experimentado la dureza y el autoritarismo de su padre. Al parecer, poco más volvió a encontrarse con él. Un leve encuentro se produjo entre ellos diecisiete años más tarde.

         Toda esa inseguridad con que vivió se vio acrecida por su baja estatura (no más de 164 cm), su extrema delgadez y su voz aflautada. Algo parecido le ocurrió a Napoleón que, junto a Franco, fueron los generales más jóvenes de la Europa moderna. Napoleón, artillero, se vio maltratado en la Academia por sus compañeros más fuertes, igual que Franco. Se cuenta de él que esperó con frialdad y cálculo el momento para vengarse. Ese llegó en un día que había amanecido París nevado de una nevada copiosa y estaba programado en la Academia un ejercicio táctico en que a él le tocaba actuar en ofensiva. Eligió a su fuerza de manera que los defensores fueran los que le habían maltratado y ordenó a sus hombres ocultar piedras entre las bolas de nieve que servían de proyectiles en el ataque. Todos los maltratadores anteriores de Napoleón fueron apedreados. En esa forma encontró el poder, un poder exógeno a él pero que él podía controlar para dominar al adversario. Franco actuó siempre de manera similar: cuando ocupaba una parcela de poder era implacable en su ejercicio.

         Según su biógrafo Stanley Payne, Franco se identificaba con su madre en mucha mayor medida que el resto de sus hermanos. Sin embargo,
Sólo hizo suyas sus características más superficiales, no emulándola en sus virtudes de mayor calidad humana (ver más arriba)

         La cultura de Franco fue limitada. Sus lecturas se limitaron a asuntos militares sobre hechos de guerra del siglo XIX y a la revista Bulletin de L’ Entente Internationale contre la Troisième Intyernationale. Esta publicación era vehemente antibolchevique y elogiaba las conquistas del fascismo y de las dictaduras militares contra el comunismo. Al parecer, este movimiento afianzó en Franco una permanente obsesión por el anticomunismo. Esta cultura descansaba siempre, desde los años de cadete en Toledo, sobre la idea férreamente inculcada de que el ejército es el árbitro supremo del destino político de la nación.

         Larraz dice que “el hombre, aparentemente modesto, tenía de sí mismo una idea excesiva. Lo acusaba su caligrafía, especialmente su firma y rúbrica.” Dice también que “carecía de finura política y comportaba en su personalidad una faceta rayana en lo ridículo: su propensión a entender y tratar cuestiones económicas.”

         Fue un pragmático que utilizó en su beneficio a personas y movimientos políticos. Siempre estuvo dispuesto a llevar a cabo ajustes fundamentales si era absolutamente necesario. El eclecticismo del Movimiento fue una consecuencia lógica de su heterogénea composición, hábilmente manipulada por él. Hasta cierto punto compartía algunas ideas de cada “familia” política de su régimen, al tiempo que rechazaba la ideología completa de cualquiera de ellas (monárquicos, falangistas, tradicionalistas carlistas) Por encima de todo creía en el patriotismo militar, en la seguridad nacional y en el servicio a la patria.

         No demostró tener el respeto que cada persona merece por el mero hecho de serlo. Me impactó la primera vez que lo leí, hace muchos años, cómo mientras mandaba la I Bandera de la Legión un legionario protestó del rancho arrojando el plato al suelo, manchando a un oficial. Ordenó de inmediato que fuera fusilado e hizo desfilar a toda la unidad por delante de su cadáver. Poder ejercido de manera implacable y búsqueda del miedo por actos ejemplarizantes en las medidas tomadas.

         Con todo y las contradicciones que existen en las fuentes historiográficas, Payne señala un testimonio de su nieto mayor que habla de la asistencia de Franco a las honras fúnebres del Almirante Carrero en 1973. Entonces, al parecer, lloró. Y Doña Carmen dijo entonces: “Pobre Paco, cuando era joven le vi llorar el día que acabó la guerra; dijo que si hubiera sabido lo que iba a ocurrir, nunca se hubiera sumado al alzamiento.” Parece chocante. Hay que hacer saber en este punto que mientras las guerras civiles en el siglo XIX fueron luchas entre facciones  opuestas con el fin de obtener objetivos concretos, a menudo no mucho más que el cambio de un gobierno, llegado el siglo XX se convirtieron en luchas revolucionarias que provocaron una metástasis (de dimensión nueva y apocalíptica, dice Payne) en las que cada bando quería crear e imponer una sociedad diferente y un nuevo orden cultural. Y así fue nuestra guerra incivil y de ahí tanto sufrimiento no necesario.

         Sus principios básicos jamás se vieron comprometidos durante su gobierno: autoritarismo, monarquismo, tradicionalismo religioso y cultural, una política económica desarrollista y nacional, el bienestar social y la unidad nacional.

         El impacto que supuso en él la caída de la dictadura de Primo de Rivera en 1930 hizo que creyera de forma permanente que cabalgaba sobre un tigre del que nunca podría bajarse con seguridad.

         Los puntos oscuros de la biografía de Franco fueron tres. La represión al finalizar la Guerra Civil, su política favorable al Eje durante la Segunda Guerra Mundial y la larga represión que hubo en España durante una parte de su dictadura.


4. CONCLUSIONES



  • ·        Hacer hagiografía de Franco, en lugar de historia, es un sinsentido. Ni del más santo debe hacerse, pero es que Francisco Franco no lo fue, fue un hombre de defectos y virtudes, de luces y de sombras, como todos los seres humanos.
  • ·  Un sinsentido del mismo grado me parece llamar a otro franquista, de manera despectiva, porque aplica la ley. Eso vienen haciendo de manera cotidiana en nuestra España de hoy los populistas de izquierdas, los separatistas, los antisistema y la izquierda abertzale.
  • ·        Es indiscutible su profesionalidad militar. Es junto a Napoleón uno de los generales más jóvenes de la historia de Europa.
  • ·   Fue acertada su participación en el alzamiento. Desde febrero del 36 la propia República ignoraba la Ley y España había regresado a la selva. Fue el Frente Popular, y no Franco, el que creó unas condiciones de guerra civil haciendo un uso arbitrario del poder en 1936, y que el regreso a la democracia abierta entre abril de 1931 y febrero de 1936 resulta impensable, tal y como algunos izquierdistas relevantes, como Gerald Brenan, han admitido a regañadientes.
  • ·        No así tanto el mantenimiento de un régimen totalitario (como él mismo lo llamaba) hasta su muerte. Muy vinculado a sus veleidades mesiánicas, más allá de providencialistas. Habría tenido otras opciones, entre ellas, la reinstauración de una monarquía parlamentaria –que indefectiblemente hubiera tutelado- aprovechando su monarquismo. En tal caso las ayudas que hubiera tenido España de los vencedores de la Guerra Mundial hubieran sido mucho más grandes.
  • ·   De su régimen y de su duración dijo Marías con acierto que la mayoría de los españoles “esperaban con calma y sin prisa” la evolución del régimen de Franco, comprendiendo que no podrían haber esperado nada mucho mejor si el otro bando hubiera ganado.
  • ·       Diez años después de la muerte de Franco, en una de las principales publicaciones norteamericanas se publicó un artículo que sentenciaba: “Lo que en realidad consiguió fue la protomodernización de España (…) Franco dejó España con unas instituciones dirigidas por una élite tecnocrática y una moderna clase dirigente que hicieron posible que el que fuera en tiempos de su guerra civil un país agrícola y pobre consiguiese unos recursos productivos necesarios y unos niveles de vida cercanos a los de sus vecinos del sur de Europa ¿Puede ser esto lo que la Guerra Civil dilucidó?” La respuesta es “no”, pero el planteamiento general es aceptable.
  • ·   Franco consiguió un notable incremento de la cooperación y la solidaridad social entre los españoles.
  • ·  Tras la desaparición de Franco llegó la llamada Transición. Nunca antes los mecanismos institucionalizados de un sistema autoritario se habían utilizado pacífica pero sistemáticamente para transformar todo un sistema desde dentro. Lástima que no se extendiera a los regímenes comunistas y poscomunistas más importantes.

         Pues bien. Hasta aquí he escrito unas líneas para trazar algunas características, actos y resultados en los diferentes plazos de su desarrollo vital. Como cada cual, es criticable. El, en su ensimismamiento mesiánico sólo se sometió al juicio de “Dios y de la Historia” y lo consiguió. Murió en la cama de un hospital y no como les hubiera gustado a sus enemigos más acérrimos.

         Ya lo está juzgando la Historia con sus instrumentos científicos más adecuados. La historiografía ha permitido ajustar datos de su régimen que resultaban arcanos. Y así seguirá.

         A nosotros nos queda vivir a Franco a la luz de la razón: Franco ha pasado ya a la historia; no forma parte de la realidad que nos circunda y que es la única que tenemos que mejorar a diario. En los momentos de crisis sociales –la nuestra es clamorosa como ya he escrito en otras ocasiones- es cuando emergen los salvapatrias como si fueran setas en un otoño llovido. Hay salvapatrias de los dos signos: unos idolatran a Franco y los otros lo prostituyen. Que los sensatos les hagamos ver que el discurso es absurdo, que Franco ya se fue, que llevamos cuarenta años en un sistema político de libertades como nunca hubo en España (a disgusto de Franco y del Frente Popular) y que semejantes diatribas absurdas y envenenadas no hacen más que envilecer el panorama político y social de España cuando la obligación de todos nosotros es mejorarlo cada día.

         Por el bien de todos, por el bien de España….dejemos a Franco en paz igual que a Don Pelayo, a Cisneros o a Alfonso VIII de Castilla.

         Ojalá estas líneas contribuyan mínimamente a lograrlo.


















E.L./07.06.2018

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