El gobierno socialcomunista que
padecemos ya fue adjetivado y advertido en este blog, en un artículo de doce de
enero pasado: https://enriquelavilla.blogspot.com/2020/01/el-gobierno-de-coalicion-social.html. En esas líneas se prenotaba el fondo humano y político de su
Presidente, Pedro Sánchez Pérez-Castejón, carente de la más elemental ética y
en esa falta de ética un actuar sin afanarse lo necesario en una mínima dosis
de dignidad en su conducta que a diario está deviniendo –cada vez más- en una
actuación sin vergüenza:
- ·
plagio
de su pretendida tesis doctoral
- ·
nombramiento
de Fiscal genera a su ex ministra de Justicia
- ·
prometer
un plan a los electores y realizar el contrario tras ser investido
- ·
desechar
a UP como socio de gobierno para que él y los españoles pudieran dormir
tranquilos y comprar después –al parecer- una nueva cama de matrimonio para
hacer ‘dormibles’ (sic) las noches con Iglesias
- ·
admitir
que los separatistas terminen con el estado y ayudarles a ello
- ·
etc.,
etc., etc. podríamos seguir enumerando un etc. casi indefinido
A partir de este presupuesto, que ha
sido bien contrastado con los acontecimientos, nada bueno es esperable para
España y, a poco que nos descuidemos, sí convertirnos en el caos de una
república ‘coletariana’ (sic) al estilo de la república bolivariana de
Venezuela. Los populistas en el Gobierno han vivido en ese humus nutriéndose de
él, económíca e ideológicamente, tanto como han podido. También coadyuvando a su
desarrollo.
Esto conlleva la consecuencia
política más indeseada, la que supone el desmantelamiento del estado que surgió
de la Constitución de 1978, o lo que es lo mismo, ejercer una acción de
gobierno cotidiana que supone un golpe de estado continuado a golpe de decreto
de los Consejos de Ministros. Vaya por delante para quien al leer estas
palabras me tache de catastrofista/agorero de males, que ya al iniciar su
discurso de investidura proclamó, sin que nadie se lo hubiera pedido, ‘España
no se rompe’ ¿No suena eso a ‘excusatio non petita’? O es que acaso no se está
gobernando
- ·
sin
el menor respeto a las buenas maneras (aseo personal, indumentaria,
chabacanería en el hablar)
- ·
sin
el menor respeto a las personas
- ·
sin
el menor respeto a las normas de protocolo
- ·
sin
el menor respeto a las leyes y a la Constitución
- · sin
el menor respeto a las instituciones del Estado con las que se juega como lo hiciera
un prestidigitador
- ·
sin
el menor respeto a la nación española
Frente a este peligro tan grave y tan
perentorio que ha comenzado ya a materializarse estamos obligados a
defendernos. Somos ciudadanos de un estado social y democrático de derecho
nacido de la Constitución de 1978 y queremos y debemos seguir siéndolo. La ley
es la garantía de la democracia; fuera de la ley sólo existe la selva y ya se perciben
en nuestra España los golpes al sistema que practican todos los regímenes
autocráticos: el poder ejecutivo lo es todo, lo puede todo, no le controla
nadie y no hay más poder que él. Es el equivalente político al solipsismo psicológico:
el universo soy yo porque se ha hecho para mí; fuera de mí no existe nada ya
que todo lo ajeno a mí es para mí y nada más que para mí.
La circunstancia es particularmente
grave porque a causa del fondo humano y político de Sánchez y su falta de ética
está vendiendo el estado de 1978 precisamente a los enemigos del estado, a los
separatistas y a los populistas. En las luchas humanas triunfa siempre el de un
nivel de ética más bajo ya que carece de escrúpulos para acometer asuntos que
una persona bien dotada no acometería, y en la defensa de aquellos envites la ética
más acendrada tampoco le permite actuar más allá de lo que es estricta ‘legítima
defensa’. Y si esto no es así que alguien me diga a quién se le ocurriría en
España una moción de censura de la mano de separatistas y populistas para
separar del poder al Partido Popular y tras unas elecciones con peores
resultados del PSOE que en las anteriores formar un gobierno con populistas de
UP y sostenido por pactos inconfesables con los separatistas catalanes, los
separatistas vascos y los herederos de ETA.
Ha emergido ya -laus Deo- la
plataforma cívica Unión 78 promovida por Rosa Díez y Fernando Savater. Apoyo a
la Plataforma y apoyo más aún a sus promotores. Que no desfallezcan en su
empeño.
Pero con una plataforma no basta
porque es preciso separar del poder a este gobierno socialcomunista que hace a
diario almoneda del estado. Es imprescindible un partido político con un
liderazgo nuevo ya que los partidos que pudieran haber terminado con este
estado de cosas no han sido capaces de coaligarse para ello. El PP da muestras
de que Pablo Casado se va afianzando en el liderazgo poco a poco, pero es claro
que aún no está consolidado como presidente incuestionable del partido. Ha sido
capaz de dar un golpe de autoridad en las provincias vascongadas destituyendo a
Alfonso Alonso y creando una coalición vasca con C’s, extremo que no ha podido
conseguirse en Galicia donde Alberto Núñez-Feijóo cuenta con la fuerza de
presidir la Xunta y presidirla tras haber obtenido mayoría absoluta en las
elecciones.
Ya en las pasadas elecciones debió
preverse la situación a que podríamos llegar (la moción de censura fue lo
suficientemente expresiva) y haber hecho una coalición de Partido Popular,
Ciudadanos y VOX que debería haber ganado las elecciones. Los personalismos la
impidieron, lo que es muestra de falta de generosidad y, en nuestro caso, también
de cortedad de visión política. La tajante negativa de Rivera a pactar con VOX
fue decisiva. Hoy ya no está Rivera y el partido que dejó maltrecho se está
refundando a base de Inés Arrimadas, inasequible al desaliento y ganadora de
más de una elección en Cataluña. VOX es una deriva populista, como lo es
PODEMOS, que se desgajó del PP a la vista de su blandura y tiene formas
autoritarias nacionalpopulistas que le han llevado a alinearse con partidos
homólogos europeos. Detalles estos que hacen tener una cierta prevención contra
VOX, pero también es posible que asociados a formaciones como el PP o C’s
adquieran un lustre más liberal-conservador del que hoy irradian.
La plataforma Unión 78 es digna de
apoyo, pero no basta. Lo que sí es posible es que surja de entre ella, o por causa
de ella, un líder al estilo de Guaidó en
Venezuela pero es necesario con mucha mayor antelación a la emergencia de
Guaidó allá. Venezuela estaba ya aniquilada cuando hace trece meses se le
invistió como Presidente encargado. Eso ha evitado que pudiera salirse de la
situación en poco tiempo. Afortunadamente, la salida del dictador Maduro y el desmantelamiento
de su régimen tiránico parecen hoy próximos. Ojalá, antes de que España quede aniquilada,
tengamos un Guaidó español, con apoyos de todos los que se sienten, son y no
quieren dejar de ser ciudadanos españoles, que lidere un partido nuevo o de los
ya existentes, capaz de separar del
poder a este gobierno en la elecciones próximas y enderezar el rumbo perdido. Un
rumbo que indefectiblemente debe ser hacia una paz próspera, siempre en libertad.
Reformas, todas las necesarias.
Desarbolar la estructura del estado, de ninguna manera lo podemos permitir.
E.L./28.02.2020
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