Se hace imprescindible poner en marcha
nuevas políticas de convivencia con los musulmanes en los países que les
acogemos en Occidente. De lo contrario, todo hace pensar que pereceremos por
causa de las acciones de los yihadistas,
martiriales o no.
Y hasta ahora los hemos admitido sin
trabas, hemos alentado sus costumbres y estamos llegando hasta la estupidez. Se
va a considerar la celebración del mes del ayuno de purificación, o mes de
Ramadán, como fiesta española ¿Se puede ser más cenutrio? Perdemos así nuestras
señas de identidad, una de las cuales y no la menor era la de la lucha contra
el Islam. En todo Occidente se están construyendo mezquitas (en ocasiones con
ayudas públicas) cuando en los países islámicos wahabistas, los que suelen financiarla, no se nos permite levantar
iglesias para nuestro culto ¿A ese complejo de inferioridad o de imbecilidad
hemos llegado?
El Rey de Arabia saudí |
España conoce bien lo que el Islam
representa: lo que supone en términos de convivencia, lo que significa en
términos de guerra y lo difícil, si no imposible, que resulta una alianza con
el Islam desde nuestra condición de increyentes. No en balde se mantuvo ocupada
por el Islam durante siete siglos, del VIII al XV, ocupación que se extendió
por toda la Península. En ocasiones hemos presumido de ciudades medievales
(Toledo y Córdoba son los paradigmas) de una convivencia excelente de las tres
culturas –cristiana, judía y musulmana-. Nada de eso es cierto, la convivencia
entre ellas era un continuo sobresalto. Hoy sí y mañana también se producían
altercados entre miembros de las tres religiones.
Convivo con musulmanes a diario,
principalmente marroquíes empleados en establecimientos que frecuento y son
personas amables, cariñosas y serviciales. Sin embargo, cuando se comenta con
ellos los atentados islamistas padecidos, a cuál más horrendo, dicen que no son
verdad que sean islamistas, que eso son cosas que dicen los políticos. Y,
ciertamente, se pone uno primero a pensar y a temblar más tarde.
Esto me lo dijo muy convencida una
mujer de Casablanca muy alegre, cariñosa y eficiente que trabaja en una
pastelería a la que acudo a diario a comprar el pan. Y me lo dijo tras el
último atentado de Londres el pasado día 3 ¿Cómo es posible padecer una
intoxicación de tal magnitud? Se conocen los autores del atentado, se conocen
sus ramificaciones, se detiene a gente de su alrededor que formaba parte de
aquellas, se produce la reivindicación por el Daesh ¿A qué este empecinamiento? Al poco del atentado de Londres,
el Daesh atentaba contra Irán en dos
acciones paralelas: una contra el Parlamento iraní y la otra, a las afueras de
Teherán, contra la tumba del imán Jomeini. Actuaciones sangrientas de suníes
contra chiíes, una escisión que se produce entre los musulmanes al poco de la
muerte del Profeta y que se ha ido agrandando hasta verse como irreconciliable.
Es horrendo que mueran seres humanos: lo
mismo vale un ciudadano de Madrid que otro de Teherán, pero atentando entre
ellos poco podemos hacer los de fuera. Sin embargo, Nueva York con las Torres
Gemelas destruidas, París, Bruselas, Estocolmo, Londres ¿tienen que acudir al
martirio como oveja al matadero por parte de esta gente? Una gente a la que hemos
acogido, que ha crecido entre nosotros, a la que no hemos hecho mal alguno sino
el bien que hemos podido, el disfrute de nuestra cultura.
Abu Bakr al Baghdai, autoproclamado Califa del Estado Islámico |
Hay que cortar esto. No sé cómo, nunca he
tenido responsabilidades políticas ni de orden público, pero hay que cortarlo. No
más mezquitas como si nada, no más velos en las mujeres como si nada, no estupideces
como hacer del Ramadán una Fiesta española. El que llega a otra casa cumple con
el adagio de que donde fueres haz lo que vieres y a los musulmanes les toca eso
como nos toca a nosotros.
Salam ailekum.
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